Totes les víctimes del feixisme, tots els lluitadors antifeixistes represaliats pel franquisme, són les nostres víctimes. Nosaltres mateixos som víctimes de la dictadura perquè el dolor i la necessitat de justícia ha passat de generació a generació superant el silenci i la por. La Transició, per la que encara transitem, va oblidar els nostres familiars i amics, i a molts de nosaltres que vam lluitar contra la dictadura. Va oblidar la legalitat democràtica republicana i van adoptar com seva aquesta monarquia constitucional hereva del règim. Es van oblidar dels drets humans i sota una fictícia reconciliació, on els vençuts tornaven a perdre i els colpistes no havien de passar comptes pels seus crims, tot caminava cap l’oblit d’una gent lluitadora, que va patir totes les formes d’injustícia i terror imaginables. El genocidi no reconegut dels nostres antifeixistes ens porta a lluitar amb tota la nostra empenta pels seus drets.
Cada mes estem a la plaça de Sant Jaume demanant: Veritat, Justícia i Reparació. I també l’anul·lació dels judicis del franquisme. Judicis il·legals, de tribunals il·legals, d’un estat il·legal, que va gosar representar farses de judicis fent seure a la banqueta dels acusats els innocents, defensors de la legalitat democràtica, opositors legitimats a la dictadura.
Totes les víctimes són nostres, però al nostre cor portem unes molt especials, es tracta dels nostres familiars, dels nostres companys i companyes. Aquestes víctimes són les protagonistes d'aquest bloc que és una part de la nostra història personal. Dels fets, que podem llegir en aquest petit homenatge, han passat, en alguns casos, 7 dècades i encara hem de continuar exigint justícia pels vius i pels morts.
Nosaltres, les víctimes, ens preguntem fins a quan continuarà la impunitat del franquisme. Fins a quan?

FINS A QUAN?

domingo, 2 de octubre de 2016

JOAN LOSA CAMPOMAR




Em dic JOAN LOSA CAMPOMAR amb domicili al Port de Pollença a Mallorca. Sóc republicà, militant d’Esquerra Republicana i la meva professió és mecànic dentista. Amb el cop d’estat dels traïdors a la legalitat de la República les illes van ser reprimides i convertides en una terra de mort sense guerra. Jo vaig ser empresonat i el 22 de gener de 1937 vaig sortir amb llibertat enyorant tornar a una casa que mai més vaig trepitjar. Em van fer pujar a un camió conduït per falangistes i em van traslladar al cementiri de Porreres, en aquell moment vaig saber que mai més tornaria abraçar la meva dona i la meva filla petita. Només tenia 34 anys i fa més de 79 anys que estic desaparegut per la força dins d’una fossa comuna esperant veure la llum i descansar per fi al costat de la meva dona. Quants anys més hauré d’esperar?



Maite Blázquez Losa, néta de Joan Losa Campomar.

martes, 1 de julio de 2014

JOSÉ SALMERÓN CÉSPEDES




Rubén, nieto de José Salmerón.


La memoria del yayo José.

Por Francisco Sánchez Montoya.
Cuando Rubén, nieto de José Salmerón Céspedes, se encuentra delante de la fosa de republicanos fusilados en Tetuán (Marruecos), se le agolpan las preguntas, ¿Por qué?, ¿Cómo ocurrió?, ¿Cómo fueron esas últimas horas del Yayo, en el campo de concentración…? ve pasar en unos segundos los escasos recuerdos que su madre le contó.
Rubén se sintió, reconfortado al pisar la tierra que le da sepultura. Al llegar a la fosa se detuvo lentamente, delante una sencilla lápida de mármol, con la mirada recorre apresurado el listado de los que allí están sepultados. ¡Aquí está!, al pasar su mano por el nombre del abuelo, se sintió reconformado, como diciendo ¡Yayo, aquí estoy…!

José Salmerón Céspedes, nació el 30 de mayo de 1895 en Berja (Almería), muy joven aprobó unas oposiciones para policía y se casó con Elena, que también era de Berja. Muy pronto se fueron para Marruecos. Tuvieron seis hijos, pero dos murieron muy pequeñitos. Crecieron cuatro: Elena, Mercedes, José y Guadalupe, la madre de Rubén. En 1936, Elena, la mayor, era una adolescente, y Guadalupe, la menor, apenas tenía cinco. Era un gran conocedor de las últimas tecnologías, y estaba al tanto de los adelantos, sabía cómo funcionaba en su interior la radio con sus componentes, se había buscado la manera de ir aprendiendo en sus ratos libres. Quería que todas sus hijas estudiaran, que se desarrollaran, que fueran a la universidad. Y él también quería estudiar, derecho, para ser juez, porque le indignaban las injusticias.

La historia de José Salmerón era como la de tantos otros españoles, luchando por cambiar una sociedad de clases y vivir con su familia en paz, en libertad y en democracia. Pero aquel viernes del 36, no sería igual a otros fin de semana. Una parte del ejercito, junto a las milicias de falange, no les gustaba el panorama que presentaba de igualdad y progreso la Segunda República…  José Salmerón se encontraba en el Cine-Teatro Español con la familia, como otros muchos días. En mitad de la proyección el rumor no le deja ver la proyección, al tener conocimiento de la sublevación se llevó a la familia a casa, y con rapidez se marchó a comisaría, a cumplir con su obligación, besó a su mujer e hijas y les dijo: “no preocuparos en unas horas estoy de vuelta…”, ya nunca más regresó. 

La dramática confusión de los primeros momentos hace que la familia nunca sepa que pasó con él, las escasas noticias les llegaban gracias al  amigo de la familia Vicente Bartual, que incluso intentó, años después, que le entregaran el cuerpo, pero se lo denegaron. Su nieto Rubén nos comenta “Nunca supe qué más fue de él (Bartual), no he podido hallar ninguna referencia, y mira que estaría para agradecerle su ayuda a la familia, en esos trágicos momentos en Tetuán…”. 

Por otra parte los sublevados tan sólo le decían a su mujer, que había muerto en el frente, pero sin aportarle documentos, ni explicación. Ella nunca se lo creyó, pero no sabia donde recurrir en busca de información, estaba marcada como la mujer de un "republicano". Lo había estado buscando de arriba para abajo, siguiendo su pista por diversas cárceles; contaron que en algún momento le habían dicho: “Salmerón, váyase”, pero que no había querido irse por lealtad a sus otros compañeros detenidos.  

Después de muchos años en voz baja alguien le contó que sus restos estaban al parecer en una fosa común al pie de la valla del cementerio de Tetuán (Marruecos), pero que nunca se había podido rescatar el cuerpo, que nadie quiso dar nunca la localización exacta, por miedo. Y que no se pudo, ni se podía ya, saber o hacer nada más. En la documentación consultada actualmente, se detalla que fue fusilado junto otros cien republicanos en el Campo de concentración "El Mogote, en Tetuán.

   En marzo de 2010, viendo la familia unas noticias en la televisión que hablaban de la apertura de una fosa común de víctimas del franquismo en Valencia. Su nieto Rubén preguntó nuevamente a su madre sobre el Yayo, y nuevamente le dijo que no sabía más de lo que ya habían hablado en numerosas ocasiones: que sus hermanas habían intentado saber en su día y que nunca se había podido obtener mayor resultado; que durante su niñez y juventud había sido siempre un tema del que no se podía ni hablar, porque la abuela se subía por las paredes del enfado; que así se habían pasado los años, y que a ella muy poco le habían contado y ya de mayor, y que ya todo se lo había contado. Esa noche, Rubén llegó a su casa frustrado y enfadado por tal estado de cosas, estuvo toda la madrugada buscando por las redes e internet, piensa que en algún lugar tiene que existir alguna referencia.

 La primera señal la encuentra en la web "Todos los Nombres…", una iniciativa desarrollada en Andalucía para la recuperación de la memoria histórica que ofrece una base de datos de represaliados por el franquismo para su consulta. Nos relata Rubén. “Puse su nombre en el formulario, sin muchas esperanzas y me aparece un registro, ¡El nombre exacto, José Salmerón Céspedes, Jefe de Policía, fusilado en Tetuán, el 20 de agosto de 1936…! ¡Era él, efectivamente, qué impresión, se me puso la piel de gallina…! Cambiaba la primera palabra, y cambiaba toda la historia No es lo mismo “morir” que “ser fusilado”. De la mala suerte en la confusión y el fragor de la guerra, a acontecimientos concretos con agentes, intencionalidades, causas, responsabilidades, y el Yayo como víctima de la represión franquista…” y para satisfacción de quien escribe estas líneas, esos datos estaban extraídos del libro que publiqué en el 2004.  

... Y volvió a sonar Mozart
Desde que Rubén, tuvo los datos del Yayo José, le rondaba la idea de volver a los lugares donde había pasado sus últimas horas con vida y sobretodo realizar una visita a la fosa de Tetuán, donde fue arrojado junto a sus compañeros. Hace unos días se cumplió, en el solitario y abandonado -la parte civil- cementerio. Su nieto, plantó una sencilla planta, junto a tres semillas en la tierra que lo cobija, más tarde, acomodó encima de la lápida una grabación y volvió a sonar los acordes de Mozart, de la que su abuelo era un apasionado. Incluso cuando formó parte de la Logia masónica Oriente en Tetuán, adquirió el nombre simbólico de "Mozart". Seguro que su pertenencia a esta Orden, fue otra de las causas de su detención. Recordemos que desde el mismo momento del golpe persiguieron a los que habían pertenecido a la masonería. Emitiendo edictos por el que se declaraba que era considerada asociación clandestina contraria a la ley y que a todo aquel que hubiera pertenecido a ella, se le acusaría de cometer un "crimen de rebelión". Se registraron sus casas, si encontraban documentos, se les acusaba de que éstos debían haber sido destruidos, en los tres días siguientes a la publicación del edicto, una cuestión difícil de cumplir, ya que una gran mayoría de los masones, como fue el caso de José Salmerón Céspedes, fuer detenido en la noche del 17 de julio de 1936. 
José Salmerón, memoria en la historia
Como José Salmerón Céspedes, otros doscientos republicanos españoles están en las fosas de los cementerios de Tetuán y Larache en Marruecos. Aquel caluroso 17 de julio, tras tener conocimiento de la sublevación, él se posiciona claramente junto al gobierno constitucional. Como jefe de policía se dirige a la Alta Comisaría para estar junto a Álvarez-Buylla, e ir recibiendo noticias desde Madrid para detener el golpe.  También recibe noticias del centro obrero republicano, situado en la céntrica calle La Luneta. Su presidente, el maestro nacional Elíseo del Caz, organiza patrullas para que recorran la ciudad e informen de los movimientos de las tropas, y estos a su vez lo comunican al Alto Comisario. 
Pero esta comunicación se cortó cuando tropas de Regulares, asaltan el Centro Obrero, en su interior se encontraban unas trescientas personas. No los dejan salir, y allí permanecieron hasta que por la mañana, comenzaron a tomarles declaraciones. La mayoría fueron enviados, primero a la cárcel europea, pero al comprobar los sublevados el volumen tan grande de detenidos construyeron un campo de concentración "El Mogote", en las afueras de Tetuán, -junto a las ruinas romanas de Tamuda-, donde la mayoría fueron fusilados. 
José Salmerón junto al Alto Comisario, seguía manteniendo en la tarde del 17 de julio constantes comunicaciones con Madrid y a su vez se las trasladaba al comandante De la Puente Bahamonde, jefe del aeródromo en las afueras de Tetuán. A media tarde y con tan solo una línea con el exterior, habló Álvarez-Buylla con el aeródromo de Sania Ramel, dándole las últimas consignas recibidas desde Madrid: "Dentro de unas horas vendrán aviones enviados por el Gobierno con soldados, tal y como me lo ha prometido el Ministro de la Guerra y Presidente del Gobierno de la República Casares Quiroga y aterrizaran en Tetuán". Aviones que no llegaron.
     El teniente coronel sublevado Sáenz de Buruaga, a media noche se puso en contacto con el Alto Comisario, instándole a la entrega del edificio. Respondiendo Álvarez-Buylla que no le reconocía cómo autoridad, a los pocos minutos tropas de la Legión rodearon la Alta Comisaría, tras un forcejeo se entregó. Es traslado a Ceuta y recluido en la fortaleza del monte Hacho, donde fue fusilado en la mañana del 16 de marzo de 1937.
Mientras tanto el aeródromo en las afueras de Tetuán seguía fiel a la República. Sobre las 4,30 horas de la madrugada, comenzó el ataque por parte de los sublevados. El comandante De la Puente Bahamonde, a las 5,15 minutos, enarboló un pañuelo blanco, pidiendo con ello el cese de las hostilidades, cruzó por la pista de aterrizaje y se detuvo en el ramal de la carretera de Rió Martil a Ceuta. Ordenando a sus compañeros salir y formaran de uno en uno y sin armas, en la pista. Se les acercó el comandante de Regulares Serrano Muntaner a quien le entregó su pistola. 
Todos fueron detenidos, un oficial, llamó a la Alta Comisaría para comunicar al teniente coronel Buruaga, la rendición y toma del Aeródromo, el Alto Comisario Álvarez-Buylla, que se encuentra detenido en el despacho ruega le transmita un mensaje a De la Puente: " Un abrazo y enhorabuena por su comportamiento con la tropa, porque como buen militar no ha hecho más que cumplir estrictamente las órdenes recibidas, demostrando en todo momento unos buenos sentimientos, al rendirse cuando vio las bajas que tenia y que prolongar la defensa, conduciría a sensibles perdidas, por ambos bandos."
De Tetuán a Melilla
La mujer de José Salmerón, supo salir adelante junto a sus cuatro hijos, luchó lo imposible para educar sola a Elena, Mercedes, José y Guadalupe. Comenzó a coser con una modesta máquina. Antiguos amigos, gente a las que él había ayudado, negaban ahora el saludo a su mujer, fingían no conocerle, o le miraban con desdén. Eran gentes que habían sacado provecho del golpe. Guadalupe, madre de Rubén, recuerda que un día, una vez ya en Melilla, al regresar a la casa tras uno de esos incidentes en el autobús, estalló la abuela en llanto de pura impotencia: “si tu padre hubiera vivido, ese sinvergüenza no hubiera actuado así”. Guadalupe recuerda que cuando pasaron la frontera en un autobús de “La Valenciana”, ella se aferraba muy fuerte una muñeca de trapo, lo único que le había quedado. La mujer de José Salmerón, pese a tener la intuición de su muerte en Tetuán se agarraba a la última esperanza, le comentaron que tal vez su marido estaba en una prisión cercana a Melilla y para allí se iba siguiéndolo. No sabemos por qué ni hasta cuándo le mintieron. Pero cuando lo supo, decía que de haberlo sabido antes se hubiera quedado en Tetuán. En Melilla, quedaron en una casa alquilada que les ayudó a conseguir un familiar, en un edificio que era propiedad de un conocido falangista local. Conservaron un aparato de radio, y por las noches, la madre de Rubén recuerda que les mandaban pronto a la cama y que venían algunos vecinos, a escondidas, a escuchar muy bajito una emisora que estaba prohibido escuchar... “La tortilla se está quemando demasiado, y tiene que dar la vuelta” decía la abuela Elena.



miércoles, 11 de diciembre de 2013

ANTONIO CALZADA DÍAZ




Me llamo Antonio Calzada Díaz y sufrí la represión franquista en mis carnes. Vine al mundo en 1916 en La Campana, Sevilla, en una familia trabajadora con muchas bocas que alimentar lo que me llevó a casa de una tía en Nerva, Huelva. Desde mi juventud supe que tenía que defender los derechos de los trabajadores y me afilie a la CNT lo que me acarreó algunos meses de prisión en el 32 y el 34. En el 36 trabajaba de camarero en el Casino cuando el fascismo nos golpeó a todos los que nos comprometimos en la defensa de la República. Y por formar parte de esa defensa tuve que huir para entregarme unos meses después ante el acorralamiento que estaba sufriendo. Acabé con una pena de muerte conmutada y un periplo por varias prisiones hasta que en 1944 salí en libertad, aunque no me dejaron ser libre. Con cincuenta años tuve que irme donde no podían pedirme salvoconducto alguno, vivía entonces en L'Hospitalet de Llobregat. Y aún después de muerto mi familia tuvo que sufrir la pena y la humillación de la presencia de la Guardia Civil en mi propia casa para un control. ¿Cuándo se me hará justicia? ¿Y a mi cuñado fusilado? ¿Quién encontrará a mi cuñado desaparecido? 




















Flor Calzada Díaz, hija de Antonio Calzada.

Mi padre, Antonio Calzada Díaz, nació en La Campana (Sevilla), el 11 de diciembre de 1916; hijo de Antonio y Dolores. A corta edad, por problemas de manutención en la familia, que tenía cinco hijos, deciden llevarlo a vivir con una tía a Nerva, provincia de Huelva. 

Empieza a trabajar desde muy joven como camarero en el Casino de la localidad de Nerva y también desde muy joven es consciente de la necesidad de la organización para defenderse contra la explotación, en la mina o en cualquier otro trabajo. Se afilia al sindicato anarquista CNT y ocupa el cargo de vicesecretario. Es detenido por primera vez en 1932, a la edad de dieciséis años, y por segunda vez en 1934 por sus ideas políticas, quedando fichado. 

El 14 de abril de 1931 las izquierdas ganan las elecciones y se constituye la segunda República. Cuando el 18 de julio de 1936 los fascistas dan el golpe de estado contra el gobierno legalmente constituido, él se pone al servicio del pueblo y forma parte del Comité de Defensa. Ante la inminente entrada de las tropas fascistas, y por temor a la represión, huye junto a muchos compañeros. Nerva se rinde a finales de agosto de 1936. 

Mi padre se entrega el 11 de febrero de 1937. Le juzgan en Nerva el 24 de mayo del mismo año junto a ocho compañeros: Domingo Cerrato Vázquez, Julián García Rodríguez, Francisco Lípez Moya, Nicasio Martín Marín, Manuel Morales Lancha, José María Pérez García, Manuel Rodríguez Murto, Eloy Romero Navarro, y él, Antonio Calzada Díaz. Es juzgado por delito de rebelión militar y condenado a 
muerte. 

Durante el juicio algunos testigos declaran que Antonio Calzada Díaz era vicesecretario de la CNT, conocido hombre de acción muy peligroso y que formó parte de un «comité revolucionario ilegal»; que alzado en armas, patrulló armado con una pistola; que ya tenía historial de detención por la colocación de petardos; y que participó en la quema del casino y en el asalto a casas de familias «honorables» de Nerva conocidas por su anti-marxismo. 

El 12 de junio de 1937 a través de un escrito, se le conmuta la pena de muerte por 30 años de condena. El 19 de agosto de 1937 lo trasladan al penal del Puerto de Santa María (Cádiz). El 2 de agosto de 1938 lo vuelven a trasladar, ahora al penal de El Dueso (Santoña, Santander), donde permanece en prisión hasta el 30 de enero de 1944, año en el que sale en libertad condicional. 

Vuelve a Nerva para casarse con mi madre, a la que conocía de antes de la guerra pues había sido compañero de militancia de los hermanos de ésta, uno de ellos fusilado, otro muerto en el frente. Desterrados de Nerva, se marchan al pueblo natal de mi padre, La Campana (Sevilla), donde nacemos mis dos hermanos y yo. 

A mi padre no se le permitía salir del pueblo sin permiso de la Guardia Civil, salvoconducto que necesitó cuando emigró a Barcelona en 1964. Allí siguió controlado por las autoridades Franquistas, apareciendo por casa la Guardia Civil para un control incluso después de muerto. Murió en 1966 con cincuenta años y está enterrado en el cementerio municipal de Hospitalet de Llobregat (Barcelona). 

Me gustaría que con este escrito, su nombre y su lucha queden siempre vivos en la Memoria, junto a la de miles de hombres y mujeres que dieron lo mejor que tenían y que perdieron la vida defendiendo sus derechos y la legitimidad de lo elegido en las urnas.

Micro Biografía descargada de www.todoslosnombres.org 

domingo, 27 de febrero de 2011

NARCISO CRESPO LOZANO



Mi nombre es Narciso Crespo Lozano, sólo tengo 19 años, y soy originario de Morés, Calatayud. Soy comerciante. Mis ideas progresistas de justicia social molestaban a algunos de mis vecinos que no dudaron en denunciarme tras el golpe de estado del 17 de julio. Me apresaron y encarcelaron. Mi pobre madre, cuyo sufrimiento aún me acompaña, venía todos los días a preguntar por mí sin encontrar respuesta, hasta que tres días después de mi desaparición las balas fascistas acabaron con su vida. Se me olvidaba comentarles que un 10 de agosto de 1936 me pasearon, me asesinaron. Con esta oscuridad no reconozco el lugar, en esta fosa común, donde podrían haber hasta 2000 compañeros, se comenta que estamos en el Barranco de Bartolina, Calatayud.

Mi madre no me encontró, pero mi familia me sigue buscando porque quieren hacerme justicia. Sólo eran 19 años de ilusión y de ansía de libertad y toda una vida por delante, para construir un mundo mejor, robada a punta de fusil. Un día nuestros huesos cansados de esperar justicia saldrán a la luz y preguntarán a aquellos que nos niegan la verdad y la reparación ¿hasta cuándo?

PETRA LOZANO FORCEN



Me llamo Petra Lozano Forcen, tengo 50 años y soy aragonesa. Soy una madre herida en los más hondo de mi corazón por la pérdida de mi hijo Narciso, asesinado por los fascistas por desear un mundo mejor para todos. Cada día iba a preguntar por él allí donde lo tenían cautivo, hasta que una mañana me dijeron que me iban a llevar con él. No sé si me llevaron al mismo sitio donde le robaron la vida, pero en ese lugar me mataron un 13 de agosto de 1936. Mi cuerpo está en la fosa común del cementerio de Ricla, en Calatayud, pero no descansa allí, ni lo hará en ningún otro sitio, hasta que haya justicia para mi hijo y para todos los que compartieron nuestra siniestra suerte. Ya ha pasado demasiado tiempo de espera insoportable y no dejamos de preguntarnos por qué y hasta cuándo.

miércoles, 23 de febrero de 2011

LLUÍS SERRA I GIRIBERT


Em dic Lluís Serra i Giribert i sóc fill de Manresa des de l'any de 1903, però vaig créixer a l'Horta de Sant Joan. Bon home, idealista, generós, obert i afable així em qualificaven els meu coneguts i així volia ser. Militant del PSUC, vaig ser alcalde del Prat de Llobregat fins que vaig decidir anar-me al front a lluitar per la República. Vaig estar al camp d'aviació de Reus per això vaig tenir l'oportunitat de fugir quan entraven les tropes franquistes. No vaig voler, tenia una dona i un fill de pocs mesos en el meu cor. Vaig ser detingut, com ja sabia que passaria, però vaig calcular malament perquè dels 30 anys que pensava en caurien vaig acabar afusellat un 18 de novembre de 1939 al Camp de la Bota.

Al meu consell de guerra diuen que em vaig rebel·lar, i sí, ho vaig fer, però no com ells volen fer creure, em vaig rebel·lar tota la vida contra la injustícia i vaig lluitar fins a l'últim moment contra el feixisme, contra els colpistes. I encara avui em rebel·lo a través del meu estimat fill Lluís contra la manca de justícia, per mi i per tots els que van patir la repressió franquista i que ens demanem fins a quan?























Lluís Serra, fill de Lluís Serra i Giribert

Nat a Manresa el 27 d’abril de 1903 i havent quedat orfe de pare i mare, fou adoptat per un matrimoni benestant d’Horta de Sant Joan Terra Alta). En tenir la majoria d’edat i per desavinençes amb un germanastre nascut posteriorment, es traslladà a viure al Prat de Llobregat, on entrà a treballar La Papelera Española i dos anys després es casà amb Dolors Sancho i Sabaté, la seva núvia des de petits a Horta, amb la que tingé una filla i un fill. La nena, Lolita, malaguanyadament morta als 4 anys per un error mèdic, fou el tràgic inici del que vindria després.
Tant a l’Empresa com al poble, desseguida s’hi va fer bons amics – com els Casinos, Meijide, Cortés, Barberà Paretas, Elizalde i la sobretot familia Pugès de Can Mesuró-, amb molts dels quals l’afecte a passat per sobre de matisos ideològics i generacions. Aviat s’inicià en l’activitat sindical afiliant-se a la UGT i, al fundar-se, s’integrà al PSUC. L’octubre de 1936 va ésser nomenat Acalde del Prat, havent d’afrontar les tràgiques i confuses circumstàncies pel cop militar franquista del 18 de juliol. A mitjans de 1937 va dimitir i se’n va anar voluntari al front, que era on creia que millor podia defensar la República.
Fet preponer, doncs no s’havia volgut exiliar al no saber en quina situació es trobava la seva dona i el seu fill en aquell moment tan difícil, pensà que la proclama feixista de “Quien no se haya manchado las manos de sangre…” seria respectada. Contràriament la seva muller en una entevista amb un alt comanament militar per demanar-li la revisió de la sentència, es va haver de sentir dir amb contundent lògica feixista: “Señora, reconozco que su marido se merece un monumento, pero nosotros no podemos darle más que esto: (fent el senyal de tallar-li el coll)”.
Fou torturat, jutjat per un il·legal tribunal militar i condemnat a mort per “auxilio a la rebelión” com tants i tants defensors de la legalitat republicana. Després de 83 díes de patir la tortura psicològica de cada matinada al sentir obrir les reixes de la Model a l’escamot que venia a cercar-los, fou assassinat al Camp de la Bota, junt a 7 lleials més, en un parapet prop de la platja, el dia 18 de novembre de 1939, a ¾ de 6 de la matinada. Tenia 36 anys i deixava vídua i un fill de 19 mesos; i uns ideals de justícia social i llibertat per tots els pobles, com a base d’un demà millor per al seu i per a tots els infants del món, que no van poder matar ¡ni morirà mai!.
La seva mort, l’ocupació de la llar familiar per la Falange, la incautació dels docu-ments municipals, la desaparició de molts testimonis i la deslocalització de la familia, han creat un buit d’informació que no ens permeten reportar amb la suficient exactitud l’activitat d’en Lluís Serra, durant el període la seva actuació pública; si bé alguns testimonis que van sobreviure, en destaquen la seva bonhomia de carácter, l’atenció pels orfes d’Astúries i l’esforç i el desassossec per mantenir les condicions de vida de la població en una economia de guerra i en mitg de la tragedia que s’estava produïnt també a la reraguarda.
En la carta-comiat al seu fill, Lluís Serra, li demana que estimi sobretot, com es mereix. a la seva “mare i esposa ejemplar; I, efectivament, exemplars i autèntiques heroïnes van haver d’ésser aquelles sofertes dones, víctimes gairebé ignorades d’aquella guerra feixista que es van haver d’enfrontar a una situació moralment i material inhumana, propiciada per la misèria moral dels vencedors. També demana al seu fill que vagi amb el cap ben alt, que a ell no l’han matat per haver fet cap mal a ningú, ben al contrari, en aquells moments sent la satisfacció d’haver pogut salvar moltes vides –referint-se als “paseos” dels incontrolats-, alguna de les quals se li havia regirat com a botxí –al·ludint al seu germanastre, a qui ell arriscadament havia rescatat del barco Segre, presó de la FAI-, i que després va acabar éssent alcalde franquista del seu poble, apropiant-se de passada del dot que els seus pares havien destinat al fill adoptiu.
Avui, aquells valors pels qui tants i tans milers de persones, durant la guerra i la postguerra van sofrir i, quan calgué, morir –com en Lluís Serra- una gran colla d’arreplegats posats a politicastres –amb honrossissimes i impotents excepcions-, mitjantçant fal·làcies com la “transición” (auspiciada i controlada per vells falangistes, militars colpistes, reis il·legitimament imposats i, aixó sí, beneïda episcopalment), ens els estan convertint en moneda de canvi -“merxandising” en deuen dir entre ells -, mentre tot un Presiden del govern espanyol renuncia. amb ambigüetats, a l’honrosa tasca de defensar la dignitat del seu avi –assassinat pels antecessors dels qui ara tracta d’apaigavar-, amb una llei-trampa que n’arxivi d’una vegada per totes la memòria, però no els servirà de res.
Des de fa segles, poderosos interessos arreu del món intenten per tots els mitjans –la violencia, el suborn, la tergiversació(molt de moda)- enmudir als qui reclamen el progrés social, però no se’n surten. doncs la raó dels valors socials i democràtics torna a surar quantes vegades l’ensorren. I els qui van patir mort i persecució per aquests tindran tart o d’hora l’espontani i just reconeixemnet de tots els governs verdadera- ment democràtics; el de les persones demòcrates, no els hi mancat mai. I amb el seu exemple, joves generacions de lluitadors succeiran els vells i els caiguts en la solidària més noble tasca de –amb justícia i pau- lluitar per millorar les condicions de la humanitat.

Escrit per Lluís Serra i Sancho per a http://www.memoria-antifranquista.com/bios/lluisserra.html
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La meva mare ho va saber el dia que va anar a la presó a buscar-li la roba. Al cap de dos o tres dies va venir un capellà a donar-nos el pèsam. (...) La nostra casa va ser ocupada per la Falange. (...)

De tots els records del meu pare, sobretot hi ha el seu testament. Valuosíssim. No hi ha béns, no hi ha diners ... però hi ha dignitat. En la seva carta de comiat hi ha coses que m'han servit de molt. El pare em deia qu anés amb la cara ben alta, que havia de mirar endavant, que a ell l'havien mort per defensar els drets dels treballadors i la justícia social i no per cap cosa dolenta, que cuidés de la meva mare, que havia passat molt, que fos un home de bé i que no tingués odi a ningú, que els responsables ja es penedirien.

No sé si els autèntics responsables es van penedir, però jo he complert l'única cosa que em va demanar el meu pare, que no tingués odi a ningú, i no en tinc.

Justícia, no venjança. Els executats pel franquisme a Barcelona (1939-1956). Joan Corbalán Gil.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

PEDRO AGUAYO DELGADO Y JOSÉ FERNÁNDEZ BERNETE


Me llamo PEDRO AGUAYO DELGADO y defendí a la República contra el fascismo, lo hice para a defender a mi familia del horror de la guerra provocada por unos golpistas. Cuando sufrimos la amarga derrota aún no habría acabado el sufrimiento para los míos. Fui detenido, encarcelado y sometido a un consejo de guerra en Córdoba, en un mundo al revés, donde los culpables hacían rendir cuentas a los inocentes. Humillación y penurias en prisión y al salir nos esperaba el hambre y la etiqueta de rojo cerrándonos el paso. Pude ver llegar lo que dicen es la democracia, pero no pude ver de nuevo la de verdad, la República, por la que mi sobrino dio su vida en el frente. El juicio que me hicieron no ha sido anulado, seguramente si hoy hubiera un gobierno republicano esta injusticia no existiría y no tendría que preguntarme ¿hasta cuándo?



Mi nombre es JOSÉ FERNÁNDEZ BERNETE, desde que no voté por el cacique de mi pueblo entré en una lista negra, una de esas listas con las que se aplicó la represión y la muerte a partir del golpe de estado fascista. No eran listados improvisados sino que se venían gestando desde el mismo día de la proclamación de nuestra República e incluso antes. Dicen de mí que era un buen hombre y eso intenté ser toda mi vida. Sobreviví a los bombardeos, el hambre y la pena de ver a mis nietos padecer lo mismo. Al volver a mi pueblo cordobés de Silillos sólo me encontré las paredes de mi casa, me lo habían robado todo. No conformes con eso, me detuvieron, encarcelaron y me juzgaron.

¿Cómo pudo ser posible que nadie viniera a salvarnos de esa locura? ¿Cómo puede ser que todavía sigamos en las listas de aquellos que desde siglos nos han estado oprimiendo? ¿Cuánto más puede durar esto? ¿Hasta cuándo?















Inocencia Navarro, nieta de José y sobrina de Pedro

La Inocencia

¡Corred, nos tenemos que ir que vienen los fascistas! Va haver de sortir a corre-cuita de casa, amb la mare, els oncles i els avis i amb el seu cosí petit de 5 anys, orfe de mare des de que era un nadó, i que era com el seu germà. De fet la mare li va treure el pit amb ella per donar-li amb ell. El pare no vivia amb elles perquè la mare es va separar d’ ell abans de néixer la Inocencia, perquè la maltractava i no volia treballar. Era una dona molt avançada per la seva època.

Amb un burro i quatre coses més van marxar cap a Villaviciosa i quan estaven a punt d’ arribar-hi, uns avions van bombardejar la columna de cents de refugiats que fugien de Fuente Palmera. Tots es van llençar a les cunetes menys un avi amb el seu net que no va tenir temps d’ abaixar-se del seu ruc, van quedar morts al mig de la carretera. Ara ja sabien a que estaven exposats i la por ja no els deixaria durant tota la guerra. Van arribar a Pozoblanco, el poble estava tan ple que van haver de marxar cap a altres poblacions de la Sierra de Còrdova, a zona republicana, dels quals van haver de fugir a mida que les tropes franquistes anaven avançant. Recorda la seva estança a Montoro, com els nens sortien a veure els avions republicans que anaven a bombardejar la Vírgen de la Cabeza, on un grup de guàrdies civils amb les seves famílies s’ havien tancat. Avui en dia existeix un monument amb l’ àliga franquista recordant la gesta d’aquestes persones, en uns termes genys democràtics i que sembla que no molesta els milions de romeus que passen per allà cada any. De Montoro van haver de sortir corrent la nit de Nadal, i només recorda el soroll dels projectils i les llums que es dibuixaven a l’aire. Van tornar cap a Pozoblanco i es van quedar a un cortijo proper al poble amb d’altres famílies, al poc temps va arribar un destacament de soldats que es van instal·lar molt a prop de on estaven ells. Un tinent es va acostumar a menjar els plats de la seva àvia, sense portar mai res, i aprofitant-se de la situació. Aquest mateix tinent va ser qui va estar a punt de matar la seva mare per dir que havia sentit uns avions, provocant l’alarma entre la gent, per això la van agafar la van portar a una habitació on estaven les comunicacions i la van posar dues pistoles al cap. No la van deixar anar fins que van comprovar que efectivament el sorolls que ella havia sentit eren les explosions d’ uns camions que passaven a prop. Molt van plorar la Inocencia, la seva àvia i la seva tieta però el tinent li va dir que si era mentida allò dels avions que la matarien per espantar la gent. Quan el tinent va tornar a menjar al lloc on estaven li va demanar a l’àvia: “abuela, qué tenemos para comer hoy”, i ella li va contestar: “los cojones del teniente”, però com no tenia vergonya es va posar a riure.

La Inocencia era com la protegida d’un altre tinent que li donava algunes coses per menjar perquè deia que li recordava a la seva nena que era rosa i amb el ulls clars com ella. Però hi havia gana i cada dia ella i el seu cosí José pujaven als camions de soldats que anaven a Pozoblanco, batejat com a Pozonegro, perquè allà els bombardejos eren ben bé cada dia, per buscar pa. Ella deixava en José en un refugi i anava a fer cua, aquesta operació la feia varies vegades, recorda que des d’una finestra de l’edifici refugi una dona es posava a la finestra per disparar amb una metralleta contra els avions. Als nens els donaven un palet per ficar entre les dents perquè no els “esclatés l’ oïda.”

L’oncle va marxar amb l’exèrcit republicà cap a El Escorial, des d’allà enviava roba pels petits, que la Inocencia només podia mirar perquè la mare de seguida l’ agafava per canviar-la per menjar. L’avi va fer una rasa sota un arbre molt gran que hi havia a prop per ficar-se allà quan bombardejaven, era un amagatall perfecte. Però un dia no van tenir temps d’anar fins el seu refugi i es van protegir sota d’ una escala, diu la Inocencia que aquell dia si que van passar por, perquè les bales els passaven pel costat, creuaven d’una banda a l’altra amb aquell soroll sibilant. Va ser un miracle que no els passés res, tan miraculós com quan a camp obert uns avions que volaven baixet els van disparar, primer van córrer i després es van llençar a terra per salvar la vida.

Ella riu quan recorda com manava als nens del campament a fer neteja de polls: “¡muchachos, vamos a hacer la descubierta!”, es treien la roba i començaven a matar a aquelles petites bestioles que no els deixaven en pau. Encara que bullien la roba la proximitat dels soldats els portava tot tipus de paràsits.

Recorda també quan van anar a veure al pare d’en José, que estava amb l’exèrcit republicà a Almeria, van agafar un tren i un camió que va fer tants giravolts que quan van arribar no tenien res més per treure fora. Van estar una setmana a la platja, mai havien vist el mar, allò tan gran i tan maco, es van banyar i van jugar i van oblidar la guerra per uns dies.

Un dia va passar un grup de brigadistes pel campament, molt animosos, els van comentar que la victòria republicana estava molt a prop, dies més tard van saber que molts d’ aquest homes van morir al front, quan recorda això la Inocencia s’ emociona.

Però el dia més trist per ells va ser el de la mort del Capitán Chimeno, nebot del seu oncle Pedro, amb 25 anys, molt estimat per la gent de La Colonia perquè va salvar moltes persones organitzant la fugida i acompanyant als refugiats fins a zona lleial. Va morir com un valent, al front, i va tenir un enterrament multitudinari i amb personalitats polítiques i militars a Villanueva de Còrdova. Els nens corrien davant del fèretre sentint l’orquestra tocar La Internacional mentre molts ploraven, entre ells, els seus soldats.

Quan va passar més por es quan van entrar els nacionals a Pozoblanco, que va resistir tota la guerra, no van poder amb aquell reducte republicà fins el 39. Van veure uns moros que s’apropaven al pou on estava amb una amiga i que cridaven: ¡¿tú quieres chapar?!. Elles no entenien però van començar a córrer i ells al darrera, no feien més que donar voltes a aquell gran pou, elles molt espantades i ells fent gestos passant-se la mà pel davant del coll com una amenaça, quan ja estaven molt cansades va aparèixer un grup de soldats franquistes que van començar a donar cops de fusell als moros fins deixar-los ben estomacats, i van evitar la violació.

La guerra va acabar i van tornar cap a casa, ho van fer caminant. Anaven amb una dona del poble, l’ Ana, que a tots els morts que es trobaven pel camí els girava tot buscant al seu home. Eren molts els morts que estaven al costat de la carretera, molts mig calcinats. Les caixes de municions, les armes, tot abandonat per aquells camps. Un home amb un carro els va convidar a pujar una estona, després va parar. El grup es va quedar mirant el que feia l’home, recollia els cossos dels soldats per portar-los amb aquell carro fins a un lloc on els cremaven. L’ Ana va veure allò, es va tornar boja i va insultar a aquell home dient-li que poder anava a cremar al seu propi marit.

Quan van tornar al poble els esperava una casa saquejada, el menyspreu i la repressió.

A Fuente Palmera els defensors de la República no van matar ni maltractar cap persona que estigués a favor dels colpistes, ni a ningú de la seva família. Però quan van entrar les tropes franquistes des de Sevilla, aquella gent que no havia sofert cap mal, va instigar una repressió que va omplir de mort la vila.

Font: Revista Retrobament "Les dones sota el franquisme"