
Mi nombre es Narciso Crespo Lozano, sólo tengo 19 años, y soy originario de Morés, Calatayud. Soy comerciante. Mis ideas progresistas de justicia social molestaban a algunos de mis vecinos que no dudaron en denunciarme tras el golpe de estado del 17 de julio. Me apresaron y encarcelaron. Mi pobre madre, cuyo sufrimiento aún me acompaña, venía todos los días a preguntar por mí sin encontrar respuesta, hasta que tres días después de mi desaparición las balas fascistas acabaron con su vida. Se me olvidaba comentarles que un 10 de agosto de 1936 me pasearon, me asesinaron. Con esta oscuridad no reconozco el lugar, en esta fosa común, donde podrían haber hasta 2000 compañeros, se comenta que estamos en el Barranco de Bartolina, Calatayud.
Mi madre no me encontró, pero mi familia me sigue buscando porque quieren hacerme justicia. Sólo eran 19 años de ilusión y de ansía de libertad y toda una vida por delante, para construir un mundo mejor, robada a punta de fusil. Un día nuestros huesos cansados de esperar justicia saldrán a la luz y preguntarán a aquellos que nos niegan la verdad y la reparación ¿hasta cuándo?
Mi madre no me encontró, pero mi familia me sigue buscando porque quieren hacerme justicia. Sólo eran 19 años de ilusión y de ansía de libertad y toda una vida por delante, para construir un mundo mejor, robada a punta de fusil. Un día nuestros huesos cansados de esperar justicia saldrán a la luz y preguntarán a aquellos que nos niegan la verdad y la reparación ¿hasta cuándo?
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